Motor de acción

Motor de acción

¿Qué preciso para ser feliz?

¿De dónde viene la palabra precisar?

¿Por qué siempre se me ocurren cosas para escribir y cuando estoy cara a cara con la hoja no me sale nada?

¿De dónde vienen las olas?

¿Cómo hace la gente para manejar la frustración?

¿Los perros piensan?

¿Sentimos todos lo mismo con el primer chapuzón de mar?

¿Qué somos?

¿Cómo se formó el primer grano de arena?

¿Se puede medir el poder de una sonrisa?

Dicen que la pregunta funciona como motor de acción.

Trato

Trato

Trato de aquietar la mente, de silenciarme para escucharme

Trato de darles lugar a las preguntas y de no atragantarme con respuestas que no tengo

Trato de entenderme. Trato de sanar

Trato de purgar lo que no me nutre, para llevarme a otro lugar

Trato de amigarme con el enojo, de no negarlo y de aprender a canalizarlo

Trato de ponerme en primer lugar y no sentir culpa por eso

Trato de conectar con mis verdaderos anhelos y usar el «no» como guardián de mis deseos

Trato de ser menos complaciente con el resto y más amorosa conmigo

Trato de disfrutar más de los procesos sin pensar desde el resultado

Trato de juzgarme menos y valorarme más

Trato de ser menos responsable con el «debo» y más rebelde con el «quiero»

Trato de conectar con mis elementales. Aprender del fuego, del aire, de la tierra y del agua. Sobre todo del agua

Trato, porque en el intento nace el movimiento que me mantiene viva todo el tiempo 💫


¿Qué te mantiene viva?

¿Qué te mantiene viva?

¿A vos qué te mantiene vivx?

A mi me mantienen viva esos momentos, situaciones, personas, etc, que no puedo explicar con mi razón. 

Llamalo misticismo, espiritualidad, esoterismo, magia, locura, lo que quieras. Pero “eso” eleva mi campo vibracional. Y, como una onda que se expande, tan físicamente perfecta como sobrenatural, me retroalimenta. Activa todos mis sentidos. 

Me reinicia. Me recarga. Me sacude. 

A mi me hace sentir viva cuando me pasa algo que no puedo explicar, pero no porque no encuentre las palabras, sino porque no existen. Porque lo que me pasa es algo tan fuera de lo racional y lo humanamente comprensible que solamente lo puedo sentir. Entonces, estar experimentando algo que no puedo explicar con mis herramientas terrenales, me hace conectar con algo más grande, con algo que me trasciende… Con algo más.

¿Te pasó alguna vez? Digo eso de sentir un “no se qué” rarísimo, inexplicable, pero increíblemente hermoso y desbordador, de esos que te hacen sonreír sin fronteras. Una mirada, una estrella fugaz en el momento indicado, un regalo inesperado, una coincidencia que le escapa al cálculo, un abrazo que te hace viajar en el espacio, un palabra que te susurran del futuro…

A mi me pasó. Me pasa. Y cada vez que me pasa, por más que la situación es distinta, vuelvo a sentir exactamente lo mismo. Una seguridad exacerbada de que va por acá. Sin dudas. Como si el camino se me iluminase y se enciendan todos los carteles que me indican avanzar. Arde, pero no quema; potencia.

¿Relevación? ¿Epifanía? ¿Señal?  No se, no te lo puedo afirmar…

Pero, a mi me gusta sentir 

que eso 

es 

MAGIA.